Hablamos con Rubén Palacios, artista perteneciente a la comunidad Wichí de Misión Chaqueña, ubicada en el departamento Rivadavia, a 305 kilómetros de la sede central de la Universidad Nacional de Salta. El artista realizó pinturas para homenajear a las Coordinadoras de la Diplomatura de la Extensión en Interpretaciòn y Traducciòn Wichí Castellano de Acceso a la Justicia y al Rector de la UNSa.
Rubén Palacios (35) empezó a cursar junto a su compañera la Diplomatura de Extensión en Interpretación y Traducción Intercultural Wichí Castellano para Acceso a la Justicia, y realizó pinturas para homenajear a su coordinadora Cecilia Jezienieck; al Rector de la UNSa, Daniel Hoyos; y a la impulsora de la diplomatura y co-coordinadora, Catalina Buliubasich.
Fue su compañera quien además recomendó su trabajo artístico para realizar las obras de arte como parte del homenaje que se realizó en el Acto de Entrega de los diplomas, donde un total de 26 egresados y egresadas pertenecientes a las comunidades indígenas de Santa Victoria Este, Ballivián, Embarcación, Morillo y Tartagal, formaron parte de la primera cohorte que finalizó la Diplomatura dependiente de la Facultad de Humanidades, con el fin de adquirir una formación lingüística, cultural y jurídica respetuosa de la interculturalidad, con miras a que puedan desempeñarse como traductores e intérpretes wichí-castellano en instancias vinculadas con procesos judiciales.
ubén Palacios nació en la comunidad wichí El Algarrobal de Misión Chaqueña, ubicada a 45 km de la localidad de Embarcación. También, es docente de primaria a pesar de no estar ejerciendo actualmente. En diálogo con la Universidad Nacional de Salta, el joven artista contó por qué decidió pintar los cuadros y cómo fue el proceso creativo donde dejó plasmado su arte.
Relató que fue su compañera Carina Gutiérrez, egresada de la Diplomatura, quien le aconsejó que hablara con la coordinadora Cecilia Jezienieck, para comentarle su intención de realizar las obras de homenaje. Si bien, mantuvieron el intercambio, no acordaron ni las dimensiones, ni los materiales que se necesitaban para el trabajo. Aun así, el artista se tomó la libertad de buscar los elementos para armar los bastidores de 50 por 70 centímetros, realizar los bosquejos y comprar los lienzos y la engrapadora para armarlos.
En un primer momento intentó hacerlo con remeras blancas para no gastar en la tela, pero la pintura resbalaba por lo que decidió invertir en lienzo y pintar los dibujos. Para ello vio un tutorial en internet sobre cómo armar los bastidores, ya que no tenía ese conocimiento.
Sobre su acercamiento a las artes plásticas, Rubén recordó una escena junto a su madre Fermina Frías, cuando era adolescente: “Estaba en un momento bajoneado y mi mamá me dijo ‘¿te acordás que te encantaba dibujar?’. Tenía algo en la mano. Me mostró el dibujo que yo había hecho cuando era chico, era un caballo y ella lo tenía guardado. En ese entonces (cuando recién lo hizo) me acuerdo que me decía que estaba igual, pero al volver a verlo no se parecía en nada a un caballo, más bien parecía una silla”, se acordó con humor sobre esos primeros dibujos.
Para Rubén Palacios el arte lo ayudó y lo ayuda en muchos aspectos, artísticamente e incluso económicamente. Actualmente se encuentra arreglando y pintando el cartel de entrada a la Comunidad, lo que para él significa un hecho importante y de arraigo con sus tierras. Dijo como forma de anhelo: “Que mi arte motive a mis hermanos de todas las comunidades”.
Además, manifestó que su paso como estudiante de la diplomatura –y con ello, por la misma Universidad pública-, también le significó un momento crucial y de reparación hacia los pueblos indígenas.
Propuestas interculturales articuladas
La coordinadora de la propuesta educacional Cecilia Jezieniecki, afirmó que “la Diplomatura demuestra que cuando se trabaja con propuestas interculturales se logran buenos resultados”, asegurando que “se trata de una iniciativa dirigida a un pueblo históricamente segregado de la educación superior, que debe vencer grandes dificultades para asistir a clases y pese a ello han logrado niveles de retención mayor a cualquier formación universitaria”.
Mientras que la co-coordinadora Catalina Buliubasich, sostuvo que “es una situación bastante inédita tanto para nosotros como universidad nacional, como para una organización indígena haber podido concretar esta diplomatura después de un larguísimo trabajo que comenzó hace más de veinte años”.
Por su parte, Osvaldo Segovia, docente de la diplomatura en la materia Cosmovisión, expresó estar muy contento como Pueblo Wichí: “Se abre una nueva oportunidad, una nueva forma de poder entrar en el campo donde siempre tenemos problemas que tienen que ver con el manejo de las lenguas, especialmente en lo legal”. Afirmó que “esta diplomatura abre nuevos caminos para todos los que queremos avanzar y fortalecer desde nuestra lengua materna”.
Mientras que Dora Fernández, egresada de la diplomatura, contó que “lo más lindo que tengo es la forma de ser como mujer wichi”. Manifestó que la propuesta educativa “es una formación muy linda, porque nosotros las mujeres wichi nunca podemos acceder a la justicia, por ser hablante y tener viva la lengua materna muchas veces no hay justicia. Desde muy niña hasta ahora nunca vi justicia como mujer wichi que lucha por sobre toda la indiferencia que hay en la justica, en la educación, en la salud, en el territorio y ver tantas lágrimas”.