Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), representan apenas el 1% a nivel internacional; y en Argentina, el número es todavía menor: 0,3%.
Andrea Sztychmasjter
Cada 9 de septiembre se conmemora el llamado “Día Internacional contra las Falsas Denuncias”, una fecha creada en 2018 en homenaje a Simon Warr, un profesor y locutor británico que murió poco después de ser absuelto tras pasar años preso por una acusación de abuso.
En Argentina los casos de “hombres victimas de falsas denuncias” han acaparado la atención mediática con mayor fuerza en el último tiempo, sumado a los proyectos legislativos presentados en el Congreso para agravar las penas a quienes denuncien falsamente.
En los hechos, según las estadísticas los casos de denuncias falsas representan un ínfimo segmento y da cuenta que la mediatización de los casos en donde un hombre se presenta como víctima de denuncias falsas es más que nada una posición política encarnada por libertarios principalmente que buscan sentar dudas acerca de discusiones ya dadas en nuestra sociedad argentina respecto por ejemplo a la violencia de género y los femicidios.
Algunos medios y personas que manejan sitios webs también se hacen eco y presentan a la temática de las falsas denuncias sin el debido tratamiento ni dar contextualización a los sucesos.
Buscar impunidad
Para Yanela Barrios de Madres Protectoras Salta, sin embargo, no es un fenómeno nuevo, sino que viene siendo gestando desde hace tiempo con el objetivo de “buscar la impunidad para los abusadores”, y que en principio era presentado como un “Registro de Obstructores de vínculos familiares”:
“Esta cuestión de esta avanzada tan grande antiderecho que estamos viviendo en el contexto que estamos actualmente, es terriblemente un retroceso de derechos, pero lo más grave es que viene a atentar justamente contra las mujeres, contra los niños, niñas y adolescentes. Vemos el altísimo índice en cuanto a lo que es violencia de género y abusos, y donde vemos un sistema totalmente patriarcal que jamás avanzó con esto mismo en materia de derechos y protección, sobre todo de las infancias de las mujeres, donde vemos los lentísimos procesos judiciales revictimizantes de las víctimas, y donde justamente esto hace que no se llegue a la investigación concreta de los hechos y en muchas oportunidades absorbiendo a los abusadores, a los violentos, donde vemos que las causas no prosiguen, las causas de violencia en los juzgados no prosiguen, y bueno, es una avanzada que no es desde un lado inocente, sino justamente algo ya armado desde hace tiempo y que pudieron implementarlo justamente con el gobierno actual, y que viene de la mano de estas organizaciones pedófilas”, señaló Barrios.
Asimismo, describió que detrás de quienes presentan los proyectos para agravar las penas por falsas denuncias existen organizaciones pedófilas, “la mayoría de los integrantes de estas organizaciones son imputados o condenados por causas de abuso, la mayoría son progenitores que están con estas causas, y lo que buscan es impunidad, porque no nos olvidemos que además presentaron la revisión de las causas penales por abuso.
En ese sentido Barrios manifestó que quienes buscan revisar las causas penales por abuso con condena “quieren ganar la impunidad de los abusadores, y reformar la ley para que sea solamente un perito designado por el poder judicial y por el juez de la causa, el que sea encargado de dictaminar si hubo o no abuso en los niños, cuando sabemos que el poder judicial tiene un sesgo sumamente patriarcal, no solo con falta de perspectiva de género sino de niñez, y vemos justamente esta re victimización donde los procesos duran un montón, y que descree la voz de los niños y que no solo esta violación de las causas hace que demoren un montón de tiempos en unas pericias y todo, esto sería terriblemente vulnerable a los derechos de los niños, porque justamente los niños develan los abusos en otros contextos, ya sean en psicólogas, terapeutas que los atienden, en espacios de escucha ya sea de la escuela, organizaciones”.
Para entender un poco más acerca de las implicancias de las denuncias falsas y la mediatización, nos hacemos eco de las palabras de la Ministra, Estela Díaz quien en un texto titulado ¿Falsas denuncias?, reflexionó:
En verdad, no debemos perder de vista lo que está detrás de este tema, que para nada parece prioritario en el contexto nacional que estamos atravesando. Lo que sucede es que estamos frente a una operación meramente ideológica, en el marco de su “batalla cultural”, que es terminar con los derechos conquistados por las mujeres y diversidades. Volver a reducir nuestra voz, reponer el modelo tutelar, el supremacismo masculino, racializado y propietario.
(…)Con todo esto no estamos negando que puedan existir las falsas denuncias, ni que las mujeres tengan capacidad para mentir. Nada de lo humano nos es ajeno: mentir, violentar, robar, matar. Cualquier persona puede realizar estos actos más allá de su género, sector social, religión, ideología. Una verdad de Perogrullo que en el río revuelto en el que nos encontramos requiere de explicitación. Es cierto que muchas veces se mal interpreta la defensa de los derechos de las mujeres y diversidades sexo genéricas como una especie de esencialismo, que las plantea como personas “castas y puras”, tocadas por un halo de bondad, que siempre son las víctimas y nunca las perpetradoras y que las respuestas siempre son punitivas. Una desviación que no se condice con el objetivo fundamental, que no es la búsqueda de privilegios sino la búsqueda de equidad, de justicia. Poder ser realmente iguales ante la ley, para lo cual resulta imprescindible reconocer las desigualdades de origen, los puntos de partida desnivelados. Para reconocernos de verdad, desde todas las diversidades que nos atraviesan a los seres humanos, para ser tratadas como personas y no subconsideradas por el solo hecho de ser mujeres o identidades feminizadas, como está demostrado que ocurrió, a lo largo de la historia de la humanidad, en el acceso a una ciudadanía recortada, en la falta de acceso a la justicia, pero también en las brechas frente a bienes materiales y simbólicos de la sociedad. Mal que le pese a nuestro presidente, las desigualdades de género son una realidad vigente en el mundo entero, como tantas otras injusticias sociales.