Es lo que se preguntó Cristina Oriol Val en su artículo que compartimos a continuación parte de él:

Se han vuelto los hombres jóvenes más conservadores en relación con la igualdad? No exactamente. Aunque no son más machistas a nivel de conducta, sí se muestran más reactivos en términos de sexismo moderno, es decir, en la negación de la discriminación, el rechazo a las políticas feministas o la idea de que “el feminismo se ha pasado”. Lo que se conoce como efecto de backlash, un aumento del sexismo como reacción a los avances feministas.

Así se desprende del libro La reacción neomachista después de la cuarta ola feminista –un trabajo colectivo de expertos que indaga en este fenómeno–, que apunta a que una nueva generación de hombres muestra desconfianza hacia el discurso feminista, más que una simpatía consciente al machismo.

El neomachismo no niega la igualdad, pero sostiene que “el feminismo tenía sentido hasta cierto punto”

“En un contexto donde resulta inaceptable definirse como machista, el concepto de neomachismo describe una adaptación discursiva a los tiempos actuales, en sociedades formalmente igualitarias”, explica Maria Freixanet, coordinadora del proyecto e investigadora del Institut de Ciències Polítiques i Socials (ICPS).

El fenómeno no niega la igualdad, pero sí sostiene que “el feminismo tenía sentido hasta cierto punto” y que hoy se habría convertido en un movimiento que “victimiza” a los hombres. No es un regreso al pasado, sino una reacción vinculada a la polarización política, el auge de la extrema derecha y a la exposición continua a discursos misóginos y antifeministas que proliferan en la manosfera.

La encuesta de Percepciones sobre la igualdad entre hombres y mujeres y estereotipos de género (CIS), del 2023, abrió titulares al mostrar que un 51,8% de los chicos de entre 16 y 24 años consideraban que se había llegado “tan lejos” en la promoción de la igualdad que ahora se les “discriminaba” a ellos (frente al 28% de las mujeres jóvenes). Pero, paralelamente, un 95% de los hombres estaba de acuerdo o muy de acuerdo en que “la igualdad entre hombres y mujeres contribuye a hacer una sociedad más justa” y un 74,2% aseguraba que “la lucha por la igualdad de las mujeres también implica a los hombres”.

En esta línea, el libro señala que el repunte afecta tanto a hombres como a mujeres, con independencia del nivel educativo o la edad, aunque el aumento es más acusado entre los hombres jóvenes en los últimos años. Aun así, el informe matiza que no son “los más machistas” y remarca que las actitudes hacia la igualdad pueden variar según el contexto político y social.

De hecho, la vida digital ocupa un papel central en la expansión del neomachismo. “La manosfera –ese conglomerado de espacios digitales donde se propagan discursos antifeministas– ha pasado de ser un lugar de consuelo y socialización entre hombres a convertirse en un espacio hostil hacia las mujeres y hacia el feminismo”, detalla Freixanet.

Como explica Elisa García-Mingo en uno de los capítulos del libro, se ha producido una “polinización” de los discurso santifeministas en el entorno digital. Estos espacios, que actúan como agentes de socialización, “crean y promueven la difusión de ideologías extremistas y misóginas, que pueden radicalizar a sus miembros y perpetuar la violencia de género”. Esta socióloga propone “hackear” la manosfera, detectando bulos y falacias, y exigiendo medidas efectivas a las plataformas digitales, para romper con la actual espiral de impunidad.